Algunas de varias noches, yo sin darme cuenta emitía sonidos e incluso hablaba dormido; pero quien sí me escuchaba y sabía de esto era mi novia quien duerme a lado mío.
Ella, en muchas ocasiones ya me había escuchado hablar dormido y se despertaba; pero al terminar de hablar, ella seguía con su sueño; pero en esta ocasión, ella procedió a moverme y moverme, hasta que desperté.
Con voz temblorosa, me dijo:
-Amor, estás hablando dormido otra vez.
Nos encontrábamos en la mitad de una fría noche en nuestro cuarto pequeño y oscuro.
Mientras tanto, yo, cansado y con el cuerpo despedazado de la fatiga, le contesté:
-Disculpa amor, ignora y sigue con tu sueño.
Pero ella, toda pasmada, con la voz temblorosa, titubeando; me dijo:
-No puedo.
Y procedió alargar su mano hacia la lámpara que estaba en el velador junto a la cama y encendió la luz; y toda temblorosa terminó diciéndome:
-Es que, esta vez escuché a alguien que te respondió.
-Junior Aguilar
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